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Marcelino Menéndez Pelayo

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Marcelino Menéndez Pelayo (Santander, 1856-1912) es uno de las voces más singulares de la cultura española. Gran erudito y estudioso de la Historia de la Literatura, del Arte y de la Filosofía de las Ideas, hizo una carrera notable: con 22 años ya era catedrático de la Universidad Central de Madrid; con 25, miembro de la Real Academia Española de la Lengua, y en años sucesivos pasó a formar parte de las reales academias de la Historia (1883), de Ciencias Morales y Políticas (1889) y de Bellas Artes de San Fernando (1892). Desde 1898, y hasta su muerte, fue director de la Biblioteca Nacional, lo que le permitió dedicarse al estudio y abandonar la docencia. Fue también diputado por el partido conservador de Cánovas y senador.

Con una memoria y una capacidad intelectual prodigiosas, Ménedez Pelayo comenzó a escribir Historia de los Heterodoxos Españoles cuando aún era estudiante en la universidad, por iniciativa de su amigo Gumersindo Laverde. Junto con La ciencia española y Las ideas estéticas conforman sus obras de juventud, un tríptico que Eugenio D’Ors equiparó con Infierno, Paraíso y Purgatorio (La Divina Comedia), de Dante. La más polémica de sus obras es Historia de los Heterodoxos, en la que reivindica el valor de la fe cristiana como el elemento vertebrador de España. Para ello, este extraordinario bibliófilo puso en circulación el inexplorado mundo de las herejías y supersticiones, reconstruyendo la vida de personajes fascinantes como el médico Arnaldo de Vilanova o Miguel Servet, por ejemplo.

D’Ors, en ese paralelismo que establecía con la obra de Dante, dijo de este título: “El Infierno es para los heterodoxos; uniformemente a todos, sin dejar uno, este gran juez los condena, aunque bien se deja entender que, en medio de su rigor, los ama; y aún hoy, en más de un paraje de las obras de Menéndez Pelayo, encuentra rastro el lector, no ya de la pragmática caridad que hizo ver al Apóstol de los gentiles la conveniencia, la oportunidad de que hubiese herejes, sino de cierta delectación morosa, golosa, casi viciosa por la herejía; de algo así como el cariño del médico por sus hermosos casos clínicos… De todos modos, con o sin amor, los heterodoxos, al Infierno.”

Menéndez Pelayo abordó otros trabajos pero de crítica literaria, como Antología de la lírica castellana, Antología de los poetas hispanoamericanos (pionero en la materia), Estudios sobre el teatro de Lope de Vega, y su inacabada Orígenes de la novela. Tras su muerte en 1912, sus restos fueron trasladados desde el cementerio de Ciriego a la catedral de Santander en 1956.